Lehman Brothers: Crónica de un Engaño en Tres Actos
- Rafael Mejias

- 14 sept
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 16 sept

El 15 de septiembre de 2008, un gigante financiero de 158 años se desmoronó, arrastrando consigo la economía mundial. La caída de Lehman Brothers no fue un accidente repentino, sino el resultado de una tormenta perfecta creada por ellos mismos. Fue una tragedia en tres actos: un cambio de estrategia temerario, una apuesta tóxica por las hipotecas subprime y, finalmente, un truco contable diseñado para engañar al mundo.
Aprovechamos que hace ya 17 años para volver a echar una mirada sobre este asunto sin estar presionados por los acontecimientos que a diario se desencadenaron en dicha época.
Acto 1: La Ambición Desmedida - De Intermediario a Acaparador
Tradicionalmente, un banco de inversión como Lehman era un "intermediario". Su negocio consistía en conectar a compradores y vendedores de activos financieros, cobrando una comisión por el servicio. El riesgo era limitado.
Pero en 2006, la ambición cambió las reglas. Lehman decidió que las comisiones no eran suficientes; quería las ganancias masivas de ser el dueño de los activos. Así, su estrategia cambió radicalmente: pasó de ser un "negocio en movimiento" a un "negocio de almacenamiento". En lugar de simplemente facilitar transacciones, comenzó a usar su propio capital para comprar y acumular miles de millones en activos de alto riesgo, especialmente en el sector inmobiliario y productos titulizados respaldados por hipotecas.
Este cambio los hizo enormemente vulnerables. Su supervivencia dependía de dos cosas: que el mercado inmobiliario nunca cayera y poder financiarse con préstamos a muy corto plazo que renovaban día a día. Era una apuesta de todo o nada.
Acto 2: La Mecha Encendida - La Crisis de las Hipotecas Subprime

El combustible para el nuevo y arriesgado modelo de Lehman fueron las hipotecas subprime. Se trataba de préstamos hipotecarios concedidos a personas con un historial de crédito deficiente y, por tanto, con un alto riesgo de impago.
El mecanismo era perversamente ingenioso: los prestamistas originales daban estas hipotecas de alto riesgo sabiendo que no se quedarían con el problema. Lehman y otros bancos se las compraban, las empaquetaban en complejos productos financieros llamados CDOs (Obligaciones de Deuda Colateralizada) y las vendían a inversores de todo el mundo. Como el riesgo se transfería tan fácilmente, se perdió toda prudencia.
Cuando los tipos de interés subieron, los impagos se dispararon y los precios de la vivienda se desplomaron. De repente, los activos que Lehman estaba "almacenando" con tanto ahínco se convirtieron en basura tóxica. Los agujeros en su balance se hicieron gigantescos, y no podían vender esos activos sin admitir unas pérdidas catastróficas.
Acto 3: El Gran Truco - La Anatomía del Repo 105
Aquí es donde la historia pasa de la mala gestión al engaño deliberado. Presionados para reducir su enorme deuda, pero sin poder vender sus activos tóxicos, Lehman recurrió a un truco de magia contable: el Repo 105. Para entender la trampa, primero hay que entender la herramienta que manipularon.
El Engranaje Financiero: ¿Qué es una Operación "Repo" Estándar?
Una operación "Repo" (Acuerdo de Recompra) es una de las herramientas más comunes y vitales del sistema financiero. Funciona como un préstamo a muy corto plazo, a menudo de un día para otro (overnight). Un banco "vende" a otro un activo de alta calidad con el acuerdo de recomprarlo al día siguiente por un precio ligeramente superior. La clave es que contablemente se registra como un préstamo garantizado, y el activo nunca desaparece del balance (Este tipo de préstamos son usados diariamente entre las entidades financieras para cuadrar sus “cajas” y cumplir con las exigencias del banco regulador correspondiente)
La Mecánica del Engaño (Algo técnico): La Norma SFAS 140 y el papel del Reino Unido
La manipulación de Lehman se basó en explotar una norma contable estadounidense, la SFAS 140 (Statement of Financial Accounting Standards o Declaración de Normas de Contabilidad Financiera). Esta regla establece cuándo la transferencia de un activo es una venta real o un préstamo, basándose en si se ha "renunciado al control" sobre el mismo.
Dentro de esta norma existía un vacío legal muy específico:
Si el valor de recompra de un repo se situaba entre el 98% y el 102% del efectivo recibido, la operación debía ser un préstamo
Sin embargo, si el valor era superior al 102%, la norma permitía que se contabilizara como una venta.
Lehman diseñó intencionadamente el Repo 105 para entregar activos por un valor de, como mínimo, el 105% del efectivo recibido. Al superar deliberadamente el umbral del 102%, podían justificar su contabilización como "venta" y así eliminar temporalmente los activos y la deuda de su balance.
Ningún bufete de abogados en EE. UU. aprobó esta interpretación. Por ello, Lehman canalizó estas operaciones a través de su filial en Londres, donde obtuvo una opinión legal del bufete británico Linklaters que les dio cobertura para aplicar de forma agresiva la norma estadounidense. No era una norma inglesa, sino una opinión legal inglesa para retorcer una norma estadounidense.
El Objetivo: Manipular la Percepción de Riesgo
El objetivo del Repo 105 no era obtener financiación, sino algo puramente cosmético: era un truco de magia diseñado para manipular una cifra clave que obsesiona a los inversores: el
ratio de apalancamiento neto. En términos sencillos, este ratio mide cómo de endeudada está una empresa. Un apalancamiento alto es una señal de alarma que grita "¡RIESGO!", algo que Lehman no podía permitirse mostrar.
Al contabilizar este tipo de operaciones como una "venta" en lugar de un préstamo, conseguían un doble efecto en su balance justo para la foto trimestral que estabán obligados a mostrar:
Reducían sus activos, al eliminar temporalmente los que habían "vendido".
Con el efectivo obtenido, reducían sus pasivos (deudas).
Esta reducción simultánea en ambos lados de la balanza hacía que la empresa pareciera, sobre el papel, mucho menos endeudada y financieramente más saludable de lo que en realidad estaba. El propósito final era engañar a inversores, acreedores y, sobre todo, a las agencias de calificación para evitar una rebaja en su nota crediticia que les habría cortado el acceso a la financiación diaria de la que dependía su supervivencia.
Epílogo: Por Qué el Maquillaje No Pudo Salvar al Enfermo
El truco del Repo 105 fue un analgésico para un enfermo terminal: ocultaba los síntomas, pero no podía curar la enfermedad de fondo. La manipulación no podía arreglar que su modelo de negocio se basaba en una confianza que se estaba evaporando, que su "almacén" estaba lleno de activos invendibles y que se enfrentaban a una crisis de liquidez real.
Su supuesta "reserva de liquidez" era un espejismo; en sus últimos días, de una reserva teórica de 32.500 millones de dólares, casi 19.000 millones ya estaban bloqueados como garantía. No importaba lo bien que luciera la foto trimestral si el edificio se estaba derrumbando por dentro. La pérdida de confianza fue el golpe final que ningún truco contable pudo desviar.


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