EL NIXON SHOCK
- Rafael Mejias

- 6 ago
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Actualizado: 27 ago
El fin de una era económica y el comienzo de la nuestra

El 15 de agosto de 1971, el mundo presenció un punto de inflexión en la historia económica moderna. En un discurso televisado a la nación, el entonces presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, anunció una serie de medidas económicas drásticas que pasarían a la historia como el "Nixon Shock". Esta decisión unilateral no solo alteró fundamentalmente el sistema monetario internacional, sino que sus repercusiones siguen sintiéndose en la economía global actual.
El fin del patrón oro y el sistema de Bretton Woods
La medida más significativa del "Nixon Shock" fue la cancelación unilateral de la convertibilidad directa del dólar estadounidense en oro. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el sistema de Bretton Woods había regido las relaciones financieras internacionales. Bajo este acuerdo, el valor del dólar estadounidense estaba fijado al oro a una tasa de 35 dólares por onza, y las demás monedas tenían un tipo de cambio fijo con respecto al dólar. Esto convertía al dólar en la moneda de reserva mundial, respaldada por la promesa de que los bancos centrales extranjeros podían cambiar sus tenencias de dólares por oro de las reservas de Estados Unidos.
Sin embargo, en la década de 1960, este sistema se vio sometido a una presión cada vez mayor. Los crecientes costos de la Guerra de Vietnam y los programas sociales internos de la "Gran Sociedad" provocaron un aumento de la inflación en Estados Unidos y un creciente déficit comercial. Esto significaba que había más dólares en circulación en el extranjero de los que Estados Unidos podía respaldar con sus reservas de oro. Los países extranjeros, en particular Francia, comenzaron a mostrar su desconfianza en el dólar y a exigir el canje de sus reservas por oro, mermando las arcas estadounidenses.
Ante el temor de un colapso de las reservas de oro del país, Nixon tomó la drástica decisión de "cerrar la ventana del oro". Esta medida puso fin de facto al sistema de Bretton Woods y desvinculó al dólar de cualquier respaldo físico, convirtiéndolo en una moneda fiduciaria, cuyo valor se basa en la confianza en el gobierno que la emite.
Medidas adicionales: Congelación de precios y aranceles a la importación
Además de suspender la convertibilidad del oro, Nixon implementó otras dos medidas clave para combatir la inflación y proteger la economía estadounidense:
Una congelación de 90 días de los salarios y los precios para frenar la espiral inflacionaria que afectaba al país.
Un arancel del 10% sobre todas las importaciones, con el objetivo de encarecer los productos extranjeros y fomentar la compra de bienes nacionales, reduciendo así el déficit comercial.
Consecuencias inmediatas y a largo plazo
El "Nixon Shock" tuvo consecuencias profundas y duraderas tanto para la economía estadounidense como para la mundial.
A corto plazo, las medidas fueron recibidas con aprobación en Estados Unidos, ya que se consideraron una acción decisiva para atajar los problemas económicos del país. Sin embargo, a nivel internacional, la decisión provocó una gran incertidumbre y volatilidad.
Las consecuencias a largo plazo fueron aún más significativas:
El fin de los tipos de cambio fijos: El colapso del sistema de Bretton Woods condujo a la adopción generalizada de tipos de cambio flotantes, donde el valor de las monedas fluctúa libremente en los mercados de divisas en función de la oferta y la demanda. Este es el sistema que prevalece en la actualidad.
La era de la "estanflación": Aunque las medidas de Nixon pretendían combatir la inflación, la década de 1970 se caracterizó por un fenómeno conocido como "estanflación": una combinación perjudicial de estancamiento económico (alto desempleo) e inflación elevada.
Volatilidad monetaria: El sistema de tipos de cambio flotantes introdujo un nuevo nivel de riesgo e incertidumbre en el comercio y la inversión internacionales, ya que el valor de las monedas podía cambiar rápidamente.
El ascenso de nuevas potencias económicas: El fin del dominio indiscutible del dólar abrió la puerta a la emergencia de otras monedas y bloques económicos fuertes, como el marco alemán (posteriormente el euro) y el yen japonés.
En retrospectiva, el "Nixon Shock" fue una respuesta audaz a una crisis económica inminente. Si bien logró algunos de sus objetivos a corto plazo, también desmanteló el orden económico de la posguerra y sentó las bases para el complejo y a menudo turbulento sistema financiero global que conocemos hoy. La decisión de Nixon de cerrar la ventana del oro marcó el fin de una era de estabilidad monetaria y el comienzo de una nueva era de flexibilidad y volatilidad que continúa definiendo nuestro mundo económico.
INFOGRAFÍA



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