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Súbditos, no Esclavos: La Cédula Real de 1500 y la Defensa de la Dignidad Indígena.

Actualizado: 27 ago

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En un acto sin precedentes para la Europa del siglo XVI, la reina Isabel la Católica emitió una Cédula Real el 20 de junio de 1500, ordenando la liberación y el retorno a sus tierras de origen de los indígenas americanos que habían sido traídos a la Península Ibérica por Cristóbal Colón y otros exploradores. Esta decisión no solo marcó un hito en la historia del derecho internacional y los derechos humanos, sino que sentó las bases de una política de la Corona española que consideraba a los pueblos originarios de América como súbditos de pleno derecho, y no como esclavos.

La medida fue una respuesta directa a las acciones de Cristóbal Colón quien, en sus primeros viajes, había capturado y transportado a varios nativos a España con la intención de venderlos como esclavos. Esta práctica, común en la época con los vencidos en guerra, fue inmediatamente rechazada por la Reina. Informada de la llegada de estos hombres y mujeres privados de su libertad, Isabel expresó su profundo desagrado con la famosa pregunta: "¿Qué poder tiene mío el Almirante para dar a nadie mis vasallos?".

Esta interpelación retórica no era una mera formalidad, sino que encerraba el núcleo de la posición de la Corona de Castilla frente a los habitantes de las recién descubiertas tierras. Al considerarlos "vasallos", la reina les otorgaba un estatus jurídico que los amparaba bajo las leyes del reino, al igual que cualquier otro súbdito castellano. Esta visión contrastaba fuertemente con la de otras potencias coloniales que veían a los pueblos no europeos principalmente como bienes susceptibles de comercio.

La Cédula Real de 1500 fue contundente. Ordenaba a Pedro de Torres, contino de la casa real, que se personara en Sevilla y otros lugares de Andalucía donde se encontraban los indígenas, los pusiera en libertad y se asegurara de que fueran devueltos a sus lugares de origen. Los gastos de esta repatriación correrían a cargo de la Corona.


Un Fundamento Jurídico y Teológico


La decisión de Isabel la Católica no fue un acto aislado de compasión, sino que se fundamentó en un profundo debate teológico y jurídico que se estaba gestando en el seno de la corte y en las universidades españolas. Juristas y teólogos de la Escuela de Salamanca, como Francisco de Vitoria, argumentarían más tarde con mayor profundidad sobre los derechos naturales de todos los seres humanos, incluidos los indígenas, y la limitación del poder del Papa y de los reyes para despojarlos de sus tierras y su libertad.

La reina y sus consejeros entendieron que la bula papal "Inter Caetera" de 1493, que otorgaba a los Reyes Católicos el dominio sobre las nuevas tierras, tenía como principal justificación la evangelización de sus habitantes. Esta misión evangelizadora era incompatible con la esclavitud, pues la fe debía ser recibida de forma libre y voluntaria.


Legado y Continuidad en la Legislación Indiana


La Cédula Real de 1500 fue el primer eslabón de una larga cadena de legislación protectora de los indígenas emanada de la Corona española. Aunque su aplicación en el vasto y lejano territorio americano fue a menudo difícil y en ocasiones ignorada por algunos colonos en busca de enriquecimiento rápido, marcó una directriz clara y constante.

Posteriormente, las Leyes de Burgos de 1512 se convirtieron en el primer cuerpo normativo completo que regulaba el tratamiento de los indígenas, estableciendo sus derechos a una vivienda, alimentación, descanso y un salario justo. Si bien introdujeron la controvertida figura de la "encomienda", un sistema de tutela que en la práctica a menudo derivó en abusos, estas leyes insistían en la naturaleza libre de los nativos y en la obligación de su evangelización y buen trato.

La voluntad de la reina Isabel quedó plasmada de forma definitiva en su testamento, dictado en 1504, poco antes de su muerte. En una de sus cláusulas, encarecía a su esposo, el rey Fernando, y a sus sucesores a que "no consientan ni den lugar a que los indios, vecinos y moradores de las dichas Indias y Tierra Firme, ganadas y por ganar, reciban agravio alguno en sus personas ni bienes, mas manden que sean bien y justamente tratados".

En conclusión, la Cédula Real de 1500 representa un capítulo fundamental y a menudo poco conocido de la historia de la conquista de América. Fue una manifestación temprana y enérgica de la defensa de los derechos de los pueblos originarios por parte de la más alta instancia del poder en España. Al declarar a los indígenas como súbditos de la Corona, la reina Isabel la Católica les confirió una dignidad y una protección jurídica que, si bien no siempre fue efectiva en la práctica, sentó un precedente moral y legal que influyó de manera decisiva en el desarrollo del derecho de gentes y en el reconocimiento universal de la dignidad humana.


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